Tanto si te has resfriado como si sufres de alergia, realizar correctamente un lavado nasal puede aliviar la congestión que te impide respirar y descansar bien por las noches. Esta es la mejor manera de hacerlo.
Quizá este año no suframos tantos catarros como otros por las medidas de protección que estamos poniendo en práctica: el uso habitual de la mascarilla y el lavado frecuente de manos.
Pero si te acabas resfriando y la congestión te impide respirar bien y no te deja descansar, una de las medidas que más te va a ayudar es realizar lavados nasales. Te explicamos cómo y con qué es mejor hacerlo.
QUÉ USAR PARA HACER EL LAVADO NASAL
Los lavados nasales son una buena forma de limpiar los conductos nasales de moco, polvo y algunas sustancias como el polen. Además, también ayudan a humedecer las mucosas de las vías nasales.
Aunque hay quien utiliza mezclas caseras, es importante realizar los lavados nasales con productos específicos para ello, ya que son preparaciones que no dañan ni irritan la mucosa.
Existen diferentes formatos de suero salino y de agua de mar que se pueden adquirir en farmacias y administrarse en casa. Verás que puedes adquirir dos tipos de soluciones principalmente: la isotónicas y las hipertónicas.
- Las soluciones isotónicas tienen una concentración salina muy parecida a la de nuestro organismo (0,9%).
- Las soluciones hipertónicas son las que tienen una concentración parecida a la del agua del mar que ronda en torno al 3 % – 4%.
CÓMO HACER EL LAVADO PASO PASO
El lavado nasal te ayudará a mejorar el estado general y aliviará tu congestión, pero es importante que lo realices de la técnica adecuada. En caso contrario, la mucosidad se podría movilizar hacia los oídos, con el riesgo de que acabe produciendo una otitis (infección en el conducto auditivo).
Hay distintas maneras de realizar un lavado nasal, pero si es la primera vez, lo mejor es que lo hagas de la forma más sencilla para evitar complicaciones. Ponte delante del lavabo o el fregadero y sigue estos pasos.
- Inclina la cabeza hacia delante levemente y, a la vez, hacia el lado contrario al de la fosa nasal al que vayas a introducir el líquido.
- Respira por la boca relajadamente, así estarás más cómodo.
- Vierte la solución en el orificio nasal presionando el dispositivo, el líquido debe salir por la fosa nasal contraria. Si notas que la solución se dirige hacia la garganta o a los oídos, cambiar la inclinación de la cabeza para que salga por el orificio nasal opuesto.
- Inclina la cabeza hacia el lado contrario y repite la operación en la otra fosa.
- Cuando termines, suénate suavemente, primero de un lado y luego del otro, para retirar el resto de producto y la mucosidad acumulada.
CUÁNDO HACER UN LAVADO NASAL
Puedes hacerlo siempre que lo necesites, pero una buena idea es realizarlo antes de utilizar un medicamento que se administre por esta vía (aerosoles o espráis que contengan fármacos). Al estar despejada la nariz mejorará la absorción.
Si te molesta, necesitarás una concentración salina menor
Los lavados nasales son una técnica segura y relativamente sencilla, aunque puede llevar un tiempo hacerla con soltura. Con un poco de práctica obtendrás todos sus beneficios.
- Es posible que notes algo de ardor al principio; no te preocupes, es una sensación normal que desaparecerá a los pocos minutos.
De todos modos, si te resulta muy incómodo, prueba con una solución que tenga una concentración salina menor.
OTROS REMEDIOS QUE TE PUEDEN AYUDAR
- Bebe agua, caldos e infusiones (de saúco, tomillo o equinácea). Te ayudarán a hacer más fluida la mucosidad y, finalmente, a aliviar la congestión y a reducir la duración del resfriado.
- Usa un humidificador. Es otra ayuda frente a la congestión nasal, además de que rehidrata todas las mucosas y el ambiente donde estás, que debe tener entre un 40 % y un 60 % de humedad relativa (si no existe enfermedad pulmonar). No lo dejes siempre encendido, solo hasta haber logrado ese grado de humedad, y mantén muy limpio su interior para que en ningún momento se genere moho. Ten en cuenta que si sufres sinusitis, asma, EPOC, laringitis o rinitis alérgicas, los humidificadores no se recomiendan