En el 2019, una mujer estadounidense fue estafada por $546.000, mientras que a un hombre canadiense le robaron $522.500. No son los únicos; muchas otras víctimas perdieron sus ahorros o incluso se endeudaron por culpa de las estafas románticas mediante Internet.

El Informe de Delitos en Internet de 2018 del FBI establece que el fraude vinculado a romances y confianza fue la segunda estafa más costosa, con pérdidas de casi $363 millones.

Ya que este tipo de interacciones se intensifican día tras día –con más y más aplicaciones de dating y citas online– es importante que esté atenta a ciertas señales que podrían alertarle de que ese nuevo contacto en línea podría estar en busca de una ganancia económica.

Fotos: Los estafadores tienden a usar imágenes de modelos, aunque también pueden robar las de personas comunes. Si tiene sospechas de la veracidad de estas, puede realizar una búsqueda inversa en Google para saber si están siendo usadas en algún sitio web. Este proceso es sencillo: ingrese al sitio web de imágenes de Google, haga clic en el icono de la cámara y arrastre y suelte la URL de las fotos o la foto misma. Si está en un teléfono, se puede capturar, cargar en la computadora y luego utilizar el sitio web.

Rapidez para expresar sentimientos profundos: Una advertencia que debería activar las alarmas es cuando las muestras de afecto se vuelven muy intensas, demasiado pronto: promesas de afecto eterno y confesiones de amor o de ser almas gemelas –en las primeras horas de conversación– son las más comunes. Los estafadores intentan avanzar en la relación lo más rápido posible y mostrarse interesados para alcanzar su objetivo final: el dinero. La mayoría de los servicios de citas permiten bloquear y denunciar el perfil de un posible estafador.

Trasladar la conversación a otro medio: Los estafadores hacen un esfuerzo grande para pasar la conversación a otra plataforma de comunicación. Las apps de citas tienen formas de detectar estafadores, además de la función de denuncias. Para evitar activar estos mecanismos, los estafadores intentan convencer a sus víctimas para que les compartan su número de teléfono o correo electrónico. En este punto, ya están entregando demasiada información personal a un desconocido.

Nunca se concreta el encuentro cara a cara: Generalmente los estafadores adoptan identidades de profesionales que inspiran confianza, pero que a menudo tienen que trabajar en el extranjero durante largos períodos de tiempo como miembros del ejército, trabajadores humanitarios o diplomáticos. Esto les proporciona excusas que no causan sorpresa en el contexto de su profesión, como “Me están trasladando” o “Tengo que volar a una reunión urgente”. A medida que avanza la relación, es posible que, cada vez que se intente programar una reunión, haya una excusa por la que simplemente no pueden asistir, incluso si se intenta coordinar a mitad de camino. Es normal cancelar algunas veces, pero si cada fecha de encuentro sugerida es declinada, hay razón para sospechar de un engaño.

Barreras idiomáticas: Muchos perfiles falsos pretenden ser de usuarios de una nacionalidad distinta, hablantes otra lengua. Si alguien tiene una mala comprensión del español, es importante prestar atención. Si bien los errores de escritura suceden ocasionalmente, si tiene dudas, puede preguntar sobre el área de la que dicen ser. Alternativamente, realice una búsqueda de Google para ver si son quienes dicen ser. No es una solución infalible, ya que los estafadores pueden emplear la misma táctica para responder sus preguntas, pero es una señal para prestar atención.

Peticiones de dinero: Una vez que la conversación se ha prolongado un poco, el estafador intentará pedir dinero. Por lo general, comienzan de a poco, solicitando ayuda para pagar la reparación de un automóvil o comprar medicamentos; cualquier cosa que no active una alarma de fraude. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, la cantidad que necesitan aumenta. En ocasiones recurren a historias tristes sobre facturas médicas de un familiar enfermo o un incipiente negocio que no está yendo tan bien como se esperaba.

Estafas como estas les costaron a algunas personas todos sus ahorros. Hasta el 30 % de las víctimas de fraude romántico han sido utilizadas como mulas de dinero y, en algunos casos, llegaron a convertirse en mulas de drogas, contrabandeando sustancias ilícitas a través de la frontera. Hay casos en los que esto las ha llevado a cumplir años en prisión.

Según un informe publicado por la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) el número anual de víctimas de estafas de romance aumentó de 8.500 a 21.000 entre 2015 y 2018. No obstante, esto no muestra el verdadero alcance del problema, pues son muchas las víctimas que están demasiado avergonzadas para presentar una denuncia.

Las estafas mediante ataques de ingeniería social (técnicas utilizadas para engañar a un usuario a través de la manipulación psicológica y persuasión para que voluntariamente brinde información personal o realice algún acto que ponga a su propio sistema en riesgo) son cada vez más comunes.

«La educación y la concientización son los primeros pasos para tomar las precauciones necesarias y así no caer en la trampa de ciberdelincuentes. Es este caso, si uno comienza una relación en un sitio o aplicación de citas, se recomienda verificar la información que se proporciona y no dejarse llevar ciegamente por todo lo que diga la otra persona”, comenta Camilo Gutiérrez, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.

Fuente: ESET, compañía líder en la detección proactiva de amenazas en línea.