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Más de una hora ante la pantalla, más ingesta de comida basura en niños

Un estudio revela que los niños que pasan más de una hora frente a la pantalla comen más comida basura. Y cuanto más tiempo están, mayor es la ingesta. La exposición a las pantallas será en un futuro un indicador de la salud infantil.

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Pasar horas frente a la pantalla no solo es perjudicial por el sedentarismo que conlleva.

Los niños de entre 1 y 14 años que pasan más de una hora al día de su tiempo de ocio frente a una pantalla comen más comida basura que el resto, según un estudio del Grupo de Evaluación de Determinantes de Salud y Políticas Sanitarias de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC) Barcelona.

Los expertos se muestran convencidos de que la exposición a las pantallas en la población infantil, como la dieta o el ejercicio, será en un futuro un indicador de salud a tener muy en cuenta.

RELACIÓN ENTRE PANTALLAS Y COMIDA BASURA

El estudio realizado con una muestra de 5.480 niños españoles analiza por primera vez el uso recreativo de pantallas y el consumo de alimentos poco saludables como dulces, bebidas azucaradas, comida rápida y snacks.

Y constata que a medida que aumentan las horas de exposición a las pantallas también aumenta el consumo de este tipo de alimentos. Este es el dato más concluyente del estudio, pero hay otros que merece la pena destacar:

  • Un 63,9% de los niños de entre 12 y 14 años pasa un mínimo de dos horas diarias frente a las pantallas con fines recreativos. Es la franja de edad que más tiempo pasa.
  • Este colectivo también es el que más consume bebidas azucaradas (20,9%) y comida rápida (12,2%), dentro del grupo analizado.
  • El porcentaje de niños que consume dulces y comida basura es menor en aquellos que hacen deporte varios días por semana que en los que no hacen nunca ejercicio.

«Nuestro trabajo aporta evidencia a la hipótesis de que pasar mucho tiempo delante de la pantalla va asociado a unos hábitos peores de alimentación infantil», asegura Àurea Cartanya-Hueso y el Dr. Adrián González Marrón, los autores del estudio publicado en la revista Healthcare.

¿POR QUÉ COMEN PEOR LOS NIÑOS FRENTE A LA PANTALLA?

Los autores del estudio apuntan a dos posibles razones por las cuales los niños comen peor cuando pasan tiempo frente a la televisión, las tabletas o el móvil.

  • «El uso de pantallas puede generar cierta ansiedad entre la población infantil que se acaba traduciendo en el consumo de comida basura», afirman.
  • Además, «el hecho de estar más horas expuestos a la publicidad de comida basura puede aumentar también su consumo», aseguran.

    LA PANDEMIA DISPARA EL USO DE LAS PANTALLAS

    El problema de la exposición de los niños a las pantallas no es nuevo, pero se ha visto incrementado con la pandemia.

    Según revela otro estudio de la UIC publicado en Healthcare, el uso de estos dispositivos se disparó durante el confinamiento:

  • 2 de cada 3 niños menores de 4 años estuvieron expuestos a teléfonos inteligentes y tabletas durante el confinamiento de la primera ola.
  • Un 30% de ellos utilizaron estos aparatos incluso durante las comidas. Un 44% de niños pasa 2 o más horas cada día frente a una pantallaAl margen de la pandemia, el uso de pantallas se ha incrementado en los últimos años.
  • En 2011 el porcentaje de niños expuestos a pantallas dos horas o más al día era de entre el 10 y 30%.
  • En 2017 ese porcentaje se situaba ya en el 44,7%. 

    MÁS PANTALLAS, MENOS SALUD

    El estudio de la UIC ha demostrado la relación entre la exposición a las pantallas y mayor consumo de comida basura, pero también se sabe que está directamente relacionada con un número insuficiente de horas de sueño, obesidad y riesgo de desarrollar problemas emocionales y de comportamiento.

    El nivel socio-económico de las familias es otros de los factores que puede llevar a los menores a tener un peor estilo de vida. Los investigadores recuerdan que las familias más empobrecidas «tienen salarios más bajos, horarios menos flexibles y jornadas laborales más largas, lo que puede provocar que los niños pasen más horas delante de las pantallas y que los padres ofrezcan a sus hijos opciones más rápidas de comida, aunque de menor calidad nutricional».

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