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¿Sabes cuál es tu tipo de mama?

¿Densa o grasa? Conocer el tipo de mama que tienes es un dato necesario para saber qué controles mamarios conviene realizar y así detectar a tiempo cualquier patología, incluido el cáncer.

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Existen cuatro tipos de mama según su densidad. Y es cierto que las mujeres con las mamas densas tienen hasta 5 veces más riesgo de cáncer de mama. Obviamente, que sea tu caso no conlleva ninguna predestinación.

Pero si es cierto, tal y como afirma la doctora Silvia Pérez Rodrigo, jefa del Servicio de Radiología de la Mama en MD Anderson Cancer Center Madrid, que todas las mujeres deberían saber el tipo de mama que tienen: «es como tu DNI, una característica muy tuya que conviene conocer porque resulta un dato clave en la prevención de la patología mamaria».

CÓMO SON LAS MAMAS

La mama tiene básicamente dos componentes:

  • Tejido graso. Está formado por células que acumulan lípidos (adipocitos). Tiene como objetivo amortiguar y proteger los senos, aparte de otras funciones metabólicas que realiza el tejido graso en el organismo.

Los tumores suelen iniciarse en la glándula mamaria

  • Tejido mamario. Corresponde a la glándula mamaria propiamente dicha. Está formada por lóbulos y lobulillos productores de leche, que están conectados entre sí mediante los conductos galactóforos para transportar la leche hasta el pezón. «Esta estructura podría compararse con un árbol con sus ramificaciones y sus hojitas», explica la Dra. Pérez Rodrigo.

La mayoría de los tumores de mama se originan en la glándula mamaria y se clasifican en función del lugar donde se inician:

  • Carcinomas ductales: Se inician en el ducto, que viene a ser el tronco del árbol.
  • Carcinomas lobulillares: Se inician en los lobulillos, que podrían compararse con las hojitas del árbol.

«Por tanto, cuanto más tejido glandular haya, cuantas más ramas y hojitas tenga ese árbol, mayor será la probabilidad de sufrir un cáncer de mama», aclara la radióloga.

CÓMO SABER QUÉ TIPO DE MAMA TIENES

La única forma de saber la proporción de grasa o tejido mamario que tienen tus senos es mediante una mamografía. De ahí la importancia de no saltarse los controles médicos. La Dra. Pérez Rodrigo explica que:

  • La grasa se ve negra en la mamografía.
  • Mientras que el tejido mamario se ve blanco.

QUÉ TIPOS DE MAMA HAY

En función de la proporción de grasa y de tejido mamario que tengamos, hay cuatro tipos de mama:

  • Tipo A: La mayoría es grasa o tejido adiposo y la mamografía se ve prácticamente negra.
  • Tipo B: Es una mama predominantemente grasa, pero con áreas de tejido fibroso o glandular en algunos puntos de la mama. En la mamografía predomina el negro.

En las mamas tipo A y B predomina el tejido graso

  • Tipo C: Predomina el tejido mamario o glandular, pero de forma heterogénea. Es decir, se observa que hay zonas en las que el árbol que explicabámos anteriormente se ve más poblado, con más hojitas, y en otras menos.
  • Tipo D: Se trata de mamas muy densas porque tienen más de un 75% de tejido glandular. Volviendo al símil del árbol, en una mama densa hay muchas ramificaciones y está pobladísima de hojitas. En la mamografía, la imagen se ve totalmente blanca.

«La mamografías revelan una escala que pasa del negro al blanco. Cuanto más negra es la mamografía, más grasa tiene la mama. Y cuanto más blanca, más densa es», resume la radióloga.

LA MAMA CAMBIA CON LA EDAD

«A medida que cumplimos años, la mama tiende a volverse grasa, especialmente con la llegada de la menopausia. De la misma manera que perdemos colágeno en la piel o densidad ósea, también perdemos tejido mamario. Por eso con la edad las mamografías son cada vez más negras», asegura la radióloga.

Esto explica que los tipos de mama A y B sean más propios de mujeres mayores, y los tipos C y D sean más habituales en mujeres jóvenes.

Las mamas densas son más propias de mujeres jóvenes

Sin embargo, la Dra. Pérez Rodrigo asegura que, aunque la edad es un factor que sin duda influye, también hay que tener en cuenta las características de la propia mama:

  • «De la misma manera que hay personas con los ojos azules, hay mujeres que tienen mamas densas por naturaleza y, aunque con los años ganen tejido graso, siempre tendrán bastante tejido glandular, por tanto sus mamografías seguirán siendo blancas».

MÁS PRECAUCIÓN SI SON DENSAS

Una mujer con mamas densas (C y D) tiene 5 veces más riesgo de sufrir cáncer mamario en comparación de una mujer con la mama grasa y que tenga la misma edad, siga la misma alimentación o tenga los mismos antecedentes familiares.

La razón es lógica porque «las mamas densas tienen más conductos y lobulillos, más ramas y hojitas, justamente donde se originan muchos tumores mamarios, por tanto el riesgo es mayor. Mientras que una mama grasa tiene menos actividad celular en ese sentido, por eso el riesgo que las células se repliquen de forman errónea se reduce», explica la radióloga.

En las mamas densas es más difícil detectar un tumor con la mamografía

Pero, además de tener más riesgo de cáncer de mama, si se sufre la detección es más difícil:

  • «Cualquier cosa que tengas en la mama, ya sea buena o mala, se ve en forma de bolita blanca en la mamografía. Y ya hemos dicho que la mama densa también se ve blanca en esta prueba. Por tanto, una anomalía, es decir una bolita blanca, sobre una base también blanca no resalta y no se ve. Hay casos de tumores de 5 cm en los que la mamografía no arroja nada anómalo», explica la Dra. Pérez Rodrigo.

QUÉ CONTROLES SEGUIR SEGÚN EL TIPO DE MAMA

El tipo de pruebas que conviene realizar pueden variar si la mama es densa o grasa.

  • Si tienes una mama C o D. Es necesario realizar una mamografía y completarla con una ecografía.«Aunque tengas las mamas densas, la mamografía es fundamental, no podemos saltárnosla porque es útil para detectar un tipo de tumor concreto (el carcinoma ductal in situ, que se ve en forma de microcalcificaciones y estas no se detectan con la ecografía)«, asegura la doctora.
  • Si tienes una mama A o B. Es suficiente con realizar una mamografía.

    CON QUÉ FRECUENCIA REALIZAR LAS PRUEBAS

    Se aconseja hacer una mamografía anual a partir de los 40 años y hasta los 75, y completarlo siempre con una ecografía si las mamas son densas. Hasta ahora el consejo era hacer estos controles a partir de los 50, pero muchas sociedades médicas aconsejan avanzarlos 10 años.

    La Dra. Pérez Rodrigo nos explica el motivo: «Se ha visto que hay una franja de mujeres entre 40 y 50 años –cuando las mamas tienen más tendencia a ser densas– que no estaban bien controladas porque no se hacían pruebas o, si se hacían mamografías, estas no revelaban nada anómalo. Cuando acudían al médico era porque se habían detectado el tumor ellas mismas con una exploración».

    «Y se sabe que si el cáncer es clínicamente palpable el pronóstico es peor porque está más avanzado. Hay que evitar llegar a eso y detectarlo lo más pequeño posible. De esta forma la cirugía será menor, no estará extendido a otros órganos, el tratamiento será menos agresivo y posiblemente no necesite quimioterapia…».

 

 

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