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El azúcar, aunque sea poco, duplica la producción de grasa en el cuerpo

Tomar azúcares añadidos en la dieta de forma habitual puede llegar a duplicar la producción de grasa del propio cuerpo en el hígado, aumentando así el riesgo de sufrir hígado graso.

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Echar un par de sobres de azúcar en el café con leche o en el yogur no solo no es conveniente por el exceso de calorías que añades.

Incluso cantidades moderadas de fructosa y sacarosa agregadas a la dieta duplican la producción de grasa del propio cuerpo en el hígado. Y esto a largo plazo contribuye al desarrollo de hígado graso, además del ya conocido riesgo de diabetes. Así lo ha demostrado un estudio.

EXCESO DE AZÚCAR AÑADIDO EN LA DIETA DE LOS ESPAÑOLES

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, los españoles consumen una media de 110 gramos de azúcar al día. Una cantidad que está muy por encima de los 25 gramos diarios como máximo que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Parte de ese azúcar proviene del que añadimos a bebidas o alimentos, pero sobre todo procede de los productos industriales o envasados.

  • Por ejemplo los típicos cereales de desayuno o las galletas, el cacao en polvo, los zumos de frutas y los yogures de sabores contienen cantidades de azúcares añadidos mucho más elevadas de lo recomendado para un único día.

EL HÍGADO PRODUCE MÁS GRASA SI TOMAS AZÚCAR

Se sabe que el exceso de azúcar provoca sobrepeso, obesidad y enfermedades asociadas a ella.

Ahora se ha demostrado también que si se consume con regularidad puede favorecer el hígado graso.

Investigadores de la Universidad de Zúrich y el Hospital Universitario de Zúrich han investigado los efectos del azúcar más allá de la obesidad y sus resultados muestran que incluso cantidades moderadas de azúcar provocan cambios en el metabolismo que aumentan la síntesis de grasas por parte del hígado.

  • «80 g de azúcar al día, el equivalente a 0,8 litros de un refresco normal, ya aumenta la producción de grasa en el hígado. Y esta producción de grasa hiperactiva por parte del hígado, es decir por encima de lo normal, continua durante un periodo de tiempo más largo que si no se consume azúcar», ha afirmado Philipp Gerber del Departamento de Endocrinología, Diabetología y Nutrición Clínica del Hospital de Zúrich y primer autor del estudio.

CÓMO SE HA HECHO EL ESTUDIO

Para comprobar el efecto dañino del azúcar, los investigadores estudiaron a 94 hombres jóvenes sanos.

  • Todos los días durante 7 semanas consumieron una bebida edulcorada con diferentes tipos de azúcar, mientras que el grupo control no consumió nada.
  • Las bebidas contenían fructosa o sacarosa (azúcar de mesa que es una combinación de fructosa y glucosa).
  • Los investigadores utilizaron trazadores (sustancias que se pueden rastrear a medida que se mueven por el cuerpo) para analizar el efecto de las bebidas azucaradas en el metabolismo de los lípidos.

En líneas generales, los participantes no consumieron más calorías que antes del estudio ya que la bebida azucarada aumentó la saciedad y, por lo tanto, redujeron la ingesta de calorías de otras fuentes.

Pero, a pesar de no aumentar las calorías diarias, los investigadores observaron un efecto devastador:

  • La producción de grasa del propio cuerpo en el hígado fue dos veces más alta en el grupo de la fructosa que en el grupo de control. Este efecto duró más de doce horas después de la última comida o consumo de azúcar.

No consumieron más calorías ya que la bebida azucarada aumentó la saciedad

«Fue sorprendente observar también que el azúcar que consumimos con mayor frecuencia, la sacarosa, aumentó la síntesis de grasas incluso un poco más que la misma cantidad de fructosa», asegura el autor el estudio.

Y es que hasta ahora se pensaba que la fructosa tenía más probabilidades de causar tales cambios, pero no se sabía de la sacarosa.

MÁS RIESGO DE HÍGADO GRASO

El aumento de la producción de grasa en el hígado es el primer paso para el desarrollo de enfermedades comunes como el hígado graso y la diabetes tipo 2.

El hígado graso es una enfermedad silenciosa que no da apenas da síntomas. La sensación de malestar general, presión en la zona superior derecha del abdomen, fatiga o pesadez después de las comidas pueden avisarte del trastorno.

Sin embargo, estos síntomas pueden confundirse fácilmente con el estrés o la sensación que tienes tras una comida copioso.

Hasta ahora, el hígado graso se relacionaba con:

  • La obesidad.
  • Los niveles elevados de colesterol y triglicéridos.
  • La pérdida rápida y brusca de peso.
  • La diabetes.
  • El consumo de fármacos como los corticoides.
  • Enfermedades de las encías como la periodontitis.Sin embargo, el estudio de los investigadores suizos apunta que un consumo regular de azúcares añadidos, aunque no suponga una ingesta alta de calorías en la dieta, también puede favorecerlo.
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